Vivo en una casa chica
antigua y no muy prolija
que tiene pasto en el fondo
una araucaria y un fresno
desde allí me subo al cielo
y mis ojos viajan lejos
disfruto el celeste y verde
aunque no soy propietario
viajando pude entender
que no hace falta ser dueño
para tocar la montaña,
el bosque, el río o el mar
tampoco pienso adueñarme
de tu alma y tu sonrisa,
es que me llena la vida
verte andar tu libertad.
vivo en un barrio al oeste
con vecinos que saludan
compro al pequeño negocio
y no a la cadena grande
un país tan bendecido
con una inmensa riqueza
que no está bien repartida
por una codicia enferma
soy uno con el paisaje
que entre todos combinamos
pueblo por pueblo me voy
y siempre encuentro un lugar
mirando se puede ver
cuánto se miente por plata
pero nos hace más ricos
compartir que acumular.